Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares en Irán y destruyó el bastión subterráneo de Fordow

El presidente Donald Trump declaró que la misión aérea sobre instalaciones clave del programa nuclear iraní fue un éxito total y aseguró que Fordow, la fortaleza subterránea protegida en las montañas, quedó completamente destruida.

En una cadena de publicaciones en su red Truth Social, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado por la noche una ofensiva aérea contra tres de las principales instalaciones nucleares de Irán. Según sus declaraciones, el ataque resultó “exitoso” y logró eliminar completamente la planta subterránea de Fordow, considerada durante años el corazón más resguardado del programa nuclear iraní.

“Todos nuestros aviones han regresado sanos y salvos. La misión ha concluido. Fordow ha desaparecido”, escribió Trump, quien también compartió una imagen de la bandera estadounidense y declaró que se trata de un “momento histórico” para su país, Israel y el mundo.

Los bombardeos, ejecutados con bombarderos estratégicos B-2 desde la base de Guam, también alcanzaron las plantas de Natanz y Esfahan, sitios clave donde Irán realizaba tareas de enriquecimiento de uranio. Según fuentes del Pentágono, la operación fue planeada en estrecha coordinación con Israel y se enmarca en la presión creciente que ejerce el gobierno de Benjamin Netanyahu para frenar por la vía militar los avances nucleares del régimen iraní.

Trump aseguró que el ataque busca frenar el desarrollo de una bomba atómica por parte de Irán, que según inteligencia estadounidense, podría estar a semanas de concretarse. “No hay otro ejército en el mundo que pudiera haber hecho esto. Ahora es el momento de la paz”, agregó en su comunicado.

Fordow, ubicada cerca de la ciudad sagrada de Qom y enterrada a 80 metros bajo una montaña, era considerada prácticamente invulnerable. Su existencia fue revelada en 2009 y desde entonces se transformó en símbolo del poderío atómico oculto de Teherán. Fuentes militares detallaron que el sitio fue blanco de una “carga completa” de bombas penetrantes, capaces de atravesar concreto armado y roca sólida.

La ofensiva ocurre tras días de ataques israelíes y un aumento en las tensiones regionales. Aunque Trump había dicho que se tomaría hasta dos semanas para decidir su accionar, el reciente despliegue de bombarderos hacia el Pacífico aceleró las especulaciones y confirmó lo que ahora ya es un hecho: Estados Unidos entró de lleno en el conflicto.